Quizá te acuerdes, o tal vez seas demasiado joven, de aquella canción compuesta por Luis Aguilé en honor al Tío Calambres, un hombre generoso cuya buena acción acabó en desastre:
Y ahora que que que que que que que que
que que que que no puedo cantar
Maldito sea el tío Calambres
que dio su sangre pa’ mi salud.
Y tampoco dormir podía.
No consta que los calambres o espasmos musculares se transmitan mediante transfusión, así que dejaremos aquí la licencia poética.
De lo que sí hay constancia, como podrá dar fe cualquiera que practique deporte, es de que los calambres aparecen cuando un músculo se sobrecarga o se lesiona, y de que te someten a un dolor intenso, que te inhabilita durante un periodo de tiempo en general breve.
Y no sólo se presentan en plena práctica deportiva: en ocasiones, lo hacen de improviso, en situación de descanso. En la cama, por ejemplo.
Qué debes hacer si tienes un calambre
En cualquier circunstancia, tu primera reacción ha de ser estirar y masajear el músculo afectado para generar calor en la zona. Sólo cuando el dolor más intenso haya pasado podrás aplicar hielo.
Qué debes hacer para evitar tener un calambre
Siempre: mantener una hidratación adecuada.
Si eres deportista:
Lo habitual es que una vez pasado ese primer dolor el músculo se recupere. Pero puede ocurrir que quede muy dolorido. O que el calambre se prolongue más de lo normal. O que detrás de un espasmo venga otro, y otro… Entonces, lo hay que acudir a un especialista.